La peregrinación a Fátima 2017
Rezo del rosario en Valinhos, 19 de agosto.
Editorial del R.P. Mario Trejo, superior del Distrito de América del Sur de la Fraternidad, aparecido en el número en curso de nuestra Revista, "Iesus Christus".
Estimado Lector:
Le presentamos un número extraordinario de la revista pues extraordinaria fue la peregrinación por el centenario de Fátima.
La convocatoria tuvo una respuesta excepcional de parte de nuestros fieles: 240 peregrinos de Brasil, Colombia, Ecuador, Chile, Argentina y Uruguay. Fue patente: la Virgen convoca, atrae y mueve los corazones. Cual tierna Madre nos regaló una peregrinación donde se vivió un clima constante de familia y caridad cristiana. Fuimos como un pequeño priorato peregrino, en movimiento. Un profundo agradecimiento a todos los que la hicieron posible.
Fue impactante la reunión de la Tradición en Portugal. La mayor de las peregrinaciones internacionales que recibió Fátima, en el decir de un diario popular de Lisboa. Fue una invasión del mundo tradicionalista: centenares de sotanas y religiosos por las calles, miles de fieles, de todas las latitudes y razas, lenguas e idiosincrasias, pero unidos por un factor común: la fe en Jesucristo Salvador del mundo y en la Iglesia Católica y Romana, y en el amor a su Madre Santísima. La Misa de siempre fue reflejo de esa catolicidad. El latín une los pueblos que cantan a una voz la misma plegaria. Fátima también recibió miles de jóvenes matrimonios que dieron frescura a sus calles con la alegría de los hogares cristianos que quieren llevar sus hijos al cielo.
Pero Fátima fue principalmente acudir al llamado del Corazón de nuestra Madre, para honrarlo y consolarlo, reparar pecados y crímenes, para recordar su mensaje a nuestro siglo:
Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado.
Un mensaje con implicaciones personales, eclesiales y mundiales: la implantación del reino de la Virgen Madre. En Fátima Nuestra Reina fue así alababa, honrada, servida, amada por la Tradición.
Foto grupal en la última estación del Vía Crucis, Fátima, 19 de agosto.
Nuestra peregrinación también fue el Padre Pío, sacerdote, abnegado y entregado, por enfermedades purificado, de tierno corazón para la Virgen Madre, viviendo su misa crucificado y transformado en Cristo Víctima. San Giovanni Rotondo nos recordó que poco o nada hace un sacerdote si no vive su Misa unido a Dios por la oración y la vida interior.
La peregrinación ha sido, en su parte más prolongada, Roma, la capital de nuestra santa religión. Piedras y templos, arte y monumentos, reliquias y recuerdos, papas y el papado, todo nos habla del fundamento bendito de nuestra santa religión, Pedro y la Cátedra Romana. Que la Virgen Santa nos conceda la gracia de ser fieles a lo que hemos recibido de nuestro venerado fundador: deseo de guardar fidelidad a la verdad revelada, sin innovaciones ni deformaciones, y de luchar por la Iglesia de Cristo.
Para destacar la importancia de la peregrinación en el centenario de Fátima hemos querido, pues, hacer un número extraordinario de Iesus Christus. Reciban un agradecimiento profundo todos los que la posibilitaron, apoyaron y trabajaron por ella.
Ciertamente, extraordinaria peregrinación porque extraordinaria es la Madre de Dios a la cual pedimos la bendición.
Padre Mario Trejo +
Superior del Distrito de América del Sur