Peregrinación a la Virgen del Puy en Velay

Fuente: Distrito de México

Los días 9 y 10 de abril, tuvo lugar una peregrinación a la Virgen del Puy, en Velay, Fancia, con la presencia de Mons. Bernad Fellay, de muchos padres, seminaristas, religiosos y religiosas, y la asistencia de más de 4,000 feligreses.

La peregrinación del Puy es una de las más antiguas de la historia de la Iglesia. Este año (2016) se puede conseguir una indulgencia plenaria por ser el año del "gran perdón" que tiene lugar cada vez que el 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, cae el Viernes Santo (¡la próxima vez será en 2157!). Sólo hay que visitar la catedral donde se encuentra la Virgen milagrosa del Puy y rezar las oraciones prescriptas.

El sábado 9 de abril, después de una caminata de más de 20 km sobre el camino de Santiago de Compostela, la misa fue celebrada por el Padre Christian Bouchacourt, Superior del Distrito de Francia, en el pueblo de Saint Paulien.

El día siguiente, Mons. Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, celebró una misa pontifical en el mismo lugar. Luego los peregrinos se dirigieron hacia Le Puy, en Velay, con el fin de obtener la indulgencia del Jubileo del "gran perdón".

En su predicación del domingo, Mons. Fellay declaró, hablando de la última exhortación del Papa Francisco, Amoris Laetitia, sobre la familia, que:

Es una exhortación apostólica que lleva por título ‘La alegría del amor’, pero que hace llorar. Esta exhortación es un resumen de dos sínodos sobre el matrimonio. Es muy larga y contiene muchas cosas que son justas, que son bellas, y después de haber construido un bello edificio, una bella barca, el Sumo Pontífice ha hecho un agujero en la quilla de la barca, en la línea de flotación. Vosotros sabéis todo lo que está sucediendo.

Es inútil decir que el agujero ha sido hecho tomando todas las precauciones posibles, es inútil decir que el agujero es pequeño: ¡la barca se hunde! Nuestro Señor ha dicho que ni un ápice, ni un solo ápice será levantado en la ley de Dios. Cuando Dios habla, sus palabras no tienen excepciones, cuando Dios manda es de una infinita sabiduría que ha previsto todos los casos posibles. No hay excepciones en la ley de Dios. Y entonces, de repente, se pretende que esta ley del matrimonio, se conserve diciendo que ‘el matrimonio es indisoluble’ (se repite esta frase), después se dice que, a pesar de todo, puede haber excepciones en el sentido de que estos divorciados considerados re-esposados podrán en este estado de pecado mortal, estar en estado de gracia, y podrán recibir la comunión. ¡Es gravísimo!, ¡gravísimo! Creo que no se ha medido suficientemente la gravedad de esto que ha sido dicho. No hace falta decir, son pequeñas excepciones puestas al borde; y así es dada la comunión en la mano y como lo he dicho: un pequeño agujero en la nave es suficiente, ¡la nave se hunde!”

¡Que la Virgen del Puy nos ayude a conservar la fe y que salve a la Iglesia!